Nuestro viaje a Villa Pajón, en Constanza fue una experiencia profundamente conectada con la naturaleza, la aventura y ese calor humano que solo se siente cuando compartimos en familia.
Rodeados por el verdor de las montañas y el característico clima frío de la zona, nos embarcamos en una vivencia que nos devolvió a lo esencial.
Exploramos el sendero de Aguas Blancas, donde los paisajes parecían sacados de una postal, y la imponente cascada nos regaló una de las vistas más espectaculares del Caribe.
Uno de los momentos más significativos fue participar en una emotiva jornada de reforestación. Sembrar un árbol en familia, con las manos en la tierra y la mirada puesta en el futuro, fue un gesto sencillo pero poderoso: una forma de honrar y cuidar lo que amamos. También recorrimos el sendero de las flores, lleno de color, aromas silvestres y vida en cada rincón.

Las noches en tiendas de campaña, cobijados por el frío de la montaña y el calor del compañerismo, fueron mágicas. La fogata encendida, las risas, los juegos, las historias compartidas bajo un cielo estrellado... todo se unió para crear recuerdos que llevaremos siempre con nosotros.
Este camping familiar no fue solo una aventura más. Fue un verdadero regalo. Un recordatorio de que las mejores historias no se escriben con prisa, sino con tiempo, conexión y amor en medio de la naturaleza.
Regresamos con las mochilas llenas de recuerdos... y el corazón deseando volver.
Gracias a todos los que vivieron esta experiencia con nosotros!